martes, 30 de diciembre de 2008

"La Ola"

Creo recordar que un blog se consideraba clínicamente muerto después de 51 días sin actividad, así que me imagino que después de más de 6 meses debe de estar ya fosilizado. Pero bueno, como quiera que es tan fácil dejarlo morir como resucitarlo, pues es lo que voy a hacer. Si tiene éxito a lo mejor me planteo fundar una religión, ya veremos.


El caso es que hoy he visto una gran película. Bueno, dos, pero no he venido aquí a hablaros de Jay y Bob el Silencioso. Después de dos semanas oyendo a mi madre recomendármela día sí día también, he visto “La Ola” en el cine.


Resumiendo, la historia está basada en un experimento que hizo en los años 60 ó 70 un profesor de California, y sobre el que luego se escribió una novela. El experimento buscaba demostrar a sus alumnos lo fácil que era manipular a las masas, y explicarles cómo fue posible que una parte importante de los alemanes modelo “persona normal” de los años 30 y 40 apoyasen o consintiesen el nazismo, y vaya si lo consiguió. De hecho, acabó despedido y caído en desgracia por aquel asunto, pero eso ya es otra historia.


En la película, el profesor protagonista tiene que dar el tema de las dictaduras en clase, y para explicar cómo surgen lo que hace es instaurar una especie de dictadura entre sus alumnos, tratando de potenciar su sentimiento de grupo, de pertenencia a un colectivo que les arropa. Con unos comienzos tan sencillos como conseguir un nombre para el grupo (“La Ola”), vestirse de uniforme y tener que levantarse para hablar, muy pronto empiezan a definirse los roles de cada alumno dentro del grupo: los cabecillas, los disidentes, los simplemente cómplices... Rápidamente el propio grupo se encarga, sin más estímulo que los dos o tres detalles que he comentado y un par de arengas más o menos afortunadas, de convencer a los escépticos y apartar de en medio a los abiertamente contrarios al movimiento, y crear una dictadura fascista a pequeña escala.


El experimento se le va en poco tiempo de las manos, empezando por empapelar la ciudad con pintadas y pegatinas de La Ola y siguiendo por temas “algo” más serios. Este caldo de cultivo termina también por desequilibrar por completo a los que ya eran más inestables antes (mental o emocionalmente hablando, se entiende), y la cosa acaba como el rosario de la aurora. Tampoco voy a dar demasiados detalles, que quiero que alguien vea la película para comentarla.


Lo único que se le puede reprochar a la película es que todo ocurre un poco demasiado rápido, en tiempo de la película. Se supone que se desarrolla en una semana, cuando el experimento real creo que duró un mes o una cosa así. Sería más creíble si se dilatase un poco en el tiempo, al ser todo tan rápido le da un cierto tono de fábula. De todas maneras, la moraleja está muy clara.


Una película, en resumen, MUY interesante. Hora y tres cuartos de psicoanálisis de la sociedad en que vivimos, del día a día de este país, de lo que al menos yo veo todos los días cuando cojo el periódico o salgo a la calle. A lo mejor soy yo el que está paranoico, pero sinceramente lo dudo mucho. A veces los mejores libros, las mejores películas, son los que nos cuentan las cosas que ya sabemos.


Si no vomitasteis al leerlo la primera vez, recomiendo leer este artículo de nuevo después de ver la película. Es bastante -¿cómo decirlo?- ilustrativo de cómo funciona la cosa. De cómo ser cómplice de los asesinos de tu padre sin ser consciente de ello, por la presión del grupo, por el fascismo latente, ese fascismo de espíritu que subyace en el corazón de gran parte de este pueblo y que va a necesitar varias generaciones antes de desaparecer del todo.


Como hace de vez en cuando el Camarada Bakunin, voy a ponerle banda sonora a este artículo. Una canción que me encanta, y que viene también bastante al caso.



Bueno, me voy a mirar al techo un rato. Y vosotros a ver si me vais a ver la película, hombre, que son cuatro perras. Un saludo.